Y mientras tu me contabas amablemente tu rutina yo sólo pensaba en cómo decirte, en cómo hallar la fórmula para que te des cuenta que en mis últimas palabras del día, yo recostado en mi única almohada, pronunciaba tu nombre innumerables veces mientras imaginaba en voz alta una historia que quizás jamás ocurra.
Mientras tu tenías miedos fáciles de superar, a mi me aterraba la idea de no ser nunca nada más que un amigo para ti, alguien en quien confiabas tus secretos, tus metas y objetivos; y alguien a quien sólo buscabas porque sabías que te daría ánimos y aliento para seguir adelante.
Mientras tu te acostabas temprano porque te esperaba un día lleno de estudios y proyectos, yo me revolcaba cientos de veces sobre mi cama, ese metro cuadrado que se convierte en una cárcel cuando sé que tu no piensas en mi pero yo si en ti, sin poder dormir intentando descifrar tus sueños nos imagino juntos y sonrío cada cierto momento en el que te puedo sentir, veo tus labios, tu sonrisa; tus ojos, tu mirada.
Y será que está pesadilla de creer todo esto sea sólo una idea que creó mi mente mientras conversábamos y sentía que eras como una diosa, yo intimidado sólo te observada y me confundía al hablar, por supuesto, ahí estabas tú para corregir mi atrocidad verbal, tan correcta, tan perfecta. Serías tú la que me lleve de la mano más allá de lo que podría llegar?
Sólo el tiempo lo sabe.
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